domingo, 1 de octubre de 2017

Bitcoin, una nación flotante

Bitcoin, una nación flotante
01/10/2017
Definir el concepto de nación nunca ha resultado sencillo. Por lo general, a todos se nos vienen ciertas ideas a la cabeza: territorio, cultura, idioma, economía, leyes, religión. Símbolos y monumentos. Todo esto, compartido por un cierto número de personas en algún lugar del mundo. Es decir, una nación o quizás país o tal vez Estado —tres conceptos que suelen utilizarse como sinónimos, aunque no lo son específicamente— es un territorio donde las personas comparten cultura, lengua, moneda, leyes, religión, símbolos, monumentos e historia comunes. Pero eso es demasiado fácil para la complejidad en la que vivimos.
No todos los ciudadanos de un mismo país comparten esos elementos. La cultura, lengua y religión son puntos que suelen divergir, e inclusive, si damos un paso más allá, también la economía lo hace con el concepto de ‘divisa’ —que no es más que una moneda extranjera, lo mismo, pero de otro país—. El territorio se pone en entredicho cuando emerge la pregunta de si la nación son sus ciudadanos (que pueden moverse a cualquier otro lugar del globo) o su emplazamiento físico. O acaso algo más, que no se puede atrapar nunca del todo.
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